En La Ballestera, el vino trasciende lo material para convertirse en arte. No se concibe como un simple producto, sino como una expresión creativa que nace de la tierra y se viste con la mirada del arte contemporáneo.
Vinos de edición limitada
Cada cosecha es limitada y numerada: apenas unos miles de botellas que nacen bajo el cuidado extremo de la viña y la paciencia de la crianza.
Los tintos de guarda, la elegancia blanca del Viognier y la fuerza del Petit Verdot son ejemplos de cómo esta bodega convierte el tiempo y el territorio en emociones líquidas.

Botellas intervenidas a mano Algunas ediciones van más allá: botellas pintadas una a una por artistas locales, creando piezas irrepetibles que trascienden lo enológico para convertirse en coleccionismo.
Más allá del vino
En la finca también se elabora un aceite virgen extra de cosecha temprana, verde intenso y vibrante, que guarda en cada gota la esencia del paisaje.
En La Ballestera no hay visitas masivas ni experiencias turísticas programadas: hay silencio, naturaleza, arte y autenticidad. Un lugar donde cada botella cuenta una historia irrepetible.