Tu casa está donde dejas tu sombrero...
El proyecto de La Ballestera nace con los Seglem, una familia noruega de empresarios y amantes del arte que cae rendida ante los encantos irresistibles de una finca de doscientas hectáreas entre las sierras de Cazorla y Andújar. En aquella tierra de encuentro entre Castilla y Andalucía, descubren el lugar ideal para establecer el que probablemente será uno de los proyectos más originales en el mundo del vino.
La iniciativa consistía, ni más ni menos en unir sus dos grandes pasiones: el vino y el arte. De esta forma, no solo trasladan allí una parte importante de su colección privada, sino que además durante la rehabilitación de la finca, ejercen el mecenazgo con diferentes artistas que contribuyen a crear un entorno especial de arte en medio de la naturaleza con piezas creadas directamente en el propio lugar.
El arte del vino, el vino como forma artística
En la búsqueda de la máxima excelencia, los propietarios encomiendan al aclamado enólogo español, Ignacio de Miguel, la creación de sus vinos. Con un espacio destinado a la viña de apenas tres hectáreas, el terruño es cuidado con el máximo esmero, como si de una obra de orfebrería se tratase. Se impone una viticultura ecológica, completamente artesanal y de precisión.
Es esa pequeña parcela escogida la que verá crecer unas cabernet sauvignon, syrah y petit verdot absolutamente impecables que darán vida a unos vinos complejos, profundos y equilibrados. Vinos que pretenden llegar al corazón, como arte que son.
Cada botella, una obra única
Un vino de autor elaborado en ediciones limitadas y numeradas de apenas tres mil botellas, merecía una presentación a la altura del contenido. Con el objetivo de crear una obra de la máxima exclusividad, el estudio del diseñador Valentín Iglesias plantea una botella cuya gráfica inicial es solo el punto de partida para realizar una intervención artística posterior. Cada botella es pintada a mano por el equipo creativo, obteniendo una variedad y diversidad de acabados que hace que se conviertan en piezas de colección. El resultado es una imagen impactante e inédita.
dejas tu sombrero
El proyecto de La Ballestera nace con los Seglem, una familia noruega de empresarios y amantes del arte que cae rendida ante los encantos irresistibles de una finca de doscientas hectáreas entre las sierras de Cazorla y Andújar. En aquella tierra de encuentro entre Castilla y Andalucía, descubren el lugar ideal para establecer el que probablemente será uno de los proyectos más originales en el mundo del vino.
La iniciativa consistía, ni más ni menos en unir sus dos grandes pasiones: el vino y el arte. De esta forma, no solo trasladan allí una parte importante de su colección privada, sino que además durante la rehabilitación de l afinca, ejercen el mecenazgo con artistas de la talla de… que contribuyen a crear un entorno especial de arte en medio de la naturaleza con piezas creadas directamente en el propio lugar.
El arte del vino, el vino como forma artística
En la búsqueda de la máxima excelencia, los propietarios encomiendan al aclamado enólogo español, Ignacio de Miguel, la creación de sus vinos. Con un espacio destinado a la viña de apenas tres hectáreas, el terruño es cuidado con el máximo esmero, como si de una obra de orfebrería se tratase. Se impone una viticultura ecológica, completamente artesanal y de precisión.
Es esa pequeña parcela escogida la que verá crecer unas cabernet sauvignon, syrah y petit verdot absolutamente impecables que darán vida a unos vinos complejos, profundos y equilibrados. Vinos que pretenden llegar al corazón, como arte que son.
Cada botella,
una obra única
Un vino de autor elaborado en ediciones limitadas y numeradas de apenas tres mil botellas, merecía una presentación a la altura del contenido. Con el objetivo de crear una obra de la máxima exclusividad, el estudio del diseñador Valentín Iglesias plantea una botella cuya gráfica inicial es solo el punto de partida para realizar una intervención artística posterior. Cada botella es pintada a mano por el equipo creativo, obteniendo una variedad y diversidad de acabados que hace que se conviertan en piezas de colección. El resultado es una imagen impactante e inédita.